jueves, 1 de septiembre de 2022

Día 10. Gatlinburg (TN) - Asheboro (NC). 25-7-2022

 Nuestra idea inicial era ir hoy hasta Virginia Beach, donde nos había invitado nuestro amigo Michael. Pero como el viaje era de 8 horas, decidimos partirlo en 2 para no pegarnos una paliza excesiva, y no abusar demasiado de la hospitalidad de Mike.

El punto medio del viaje era la ciudad de Greensboro, pero nos parecía demasiado grande, dada nuestra afición por la naturaleza, que había crecido un montón en las Smokys.

Por ello, buscando algún sitio cercano con algún lago/bosque a mano, nos apareció Asheboro, una pequeña población al sur de Greensboro, que además tenía un nombre muy adecuado para cuadrar la ruta: Nashville-Asheville-Asheboro.

Pero antes de irnos, queríamos darnos una última vuelta por las Smokys, aunque fuera en coche. Asi que nos levantamos pronto y al asomarnos a la terraza a ver que tal hacía, vimos que justo por delante se estaba paseando uno como este:

Pero, a ver, ¿este bicho no era acuático, se hacía sus diques y esas cosas? ¿Entonces que hace por ahí entre maderas viejas y una iglesia abandonada? (nuestras vistas no eran lo mejor del mundo).

El caso es que, con esa intriga en mente nos cogimos el coche y nos fuimos a hacer de nuevo la ruta de las cascadas Rainbow y Grotto, aunque esta vez por la carretera.

En el fondo teníamos la secreta esperanza de que, yendo prontito, igual encontrábamos algún oso negro despistado por ahí.

Pero no, el que apareció fue este.

En realidad eran dos pavos

Seguimos la rutilla bastante alegres de ver bichos tan pronto, y felices de poder despedirnos de un sitio tan bonito.


Finalmente llegamos a uno de los miradores que ya teníamos fichados del primer día. Con las luces de la primera mañana quisimos posar todos.




Incluso algunos haciendo cariñitos

Una vez pasado el momento pasteloso, había que continuar camino. Nos despedimos con tristeza de las Smokys y, tras un bonito paso por carreteras rurales, volvimos a coger nuestra ya conocida I-40 de nuevo hacia Asheville. Era la tercera vez que pasábamos por allí!!

Las carreteras secundarias en USA, siempre tan chulas

El camino hacia Asheboro fue bastante placentero.

Lo más curioso fue cuando nos acercábamos ya a nuestro destino y tuvimos que coger la desviación a Mocksville

Esto nos recordó al disco de debut de nuestros amigos The Mockers, que se titulaba Somewhere between Mocksville and Harmony.

Por curiosidad, buscamos si había algún Harmony cerca y, ¡oh sorpresa!, allí estaba a unos 20 mins de Mocksville.

O sea, que aunque fuera solo en unas pocas millas, también nosotros estuvimos "Somewhere between Mocksville and Harmony"

Bueno, el caso es que paramos a comer en un sitio de pollo frito. Para variar, probamos una nueva franquicia llamada Bojangles. Y nos cortamos muy mucho a la hora de pedir, vista nuestra lamentable experiencia en el KFC de Cambridge (Ver día 3).

Ese restaurante tenía un curioso huésped que se pegó en nuestra ventana. Pese a su aspecto 100% vegano, tenía pinta de gustarle lo que comíamos.

Y así, con estas divertidas anécdotas del mundo mundial, llegamos a nuestro destino, El Holiday Inn de Asheboro. Está en medio de la nada, pero era un hotel muy confortable.

Por la tarde estaba previsto ir a visitar el lago Badin, que está en un bosque nacional llamado Uwharrie.

El trayecto hasta allí fue una delicia, atravesando zonas boscosas con otras que lo eran menos, y casas de gran porte con jardines muy cuidados. Está claro que la escena del tipo con la cortadora de césped que sale en la tira de pelis tiene su razón de ser. Incluso en las más altas esferas del poder.


Aqui una pequeña selección de lo visto por el camino, goats included.




Para llegar al lago había que ir por un camino de tierra que te dejaba el coche hasta arriba de polvo, lo que posteriormente se verá que tuvo poca importancia.

El lago, y el bosque que lo rodea, era un lugar precioso, y allí fuimos de embarcadero en embarcadero en busca de buenas vistas... y de garzas, que allí había unas cuantas.

Los embarcaderos


Las garzas



Desde el aparcamiento salía también un campo para jugar al disc-golf (?). No me pregunten que es eso porque yo tampoco lo se muy bien. Lo que si es cierto que vimos a unos tirando un frisbee entre los árboles con gran alborozo.

Si alguien quiere más información que entre aquí

El caso es que el cielo se iba encapotando cada vez más, y cuando cayeron las primeras gotas decidimos que era el momento de pirarse. La lluvia, que en algunos momentos era casi torrencial, nos vino muy bien para limpiar el coche, pero en cierto modo nos arruinó la posibilidad de ver más lugares del forest ese.

Asi que buscando ya un sitio para cenar encontramos un restaurante italiano en pleno centro de Asheboro. Ahí volvemos a caer en la tentación de pedir de más, ya que no calculamos bien el tamaño de las pizzas. No pasa nada, nos servirá para comer mañana lo que sobre.

Teresa y yo eligiendo (mal) la comida   

Eso si, las pizzas estaban muy buenas, aunque en el lugar te pegabas al suelo con bastante facilidad.

Para bajar un poco la opípara cena, nos dimos una vuelta por los alrededores, que tenían restos de una intensa vida ferroviaria antigua.

Y descubrimos una fabulosa cervecería, Carolina Tap House.

Este bar tiene un montón de cervezas distintas de barril, y para probar las que quieras te dan una especie de tarjeta de crédito que aplicas sobre el grifo que quieras. El grifo tiene un medidor de caudal y calcula lo que te has puesto y te lo carga en la tarjeta. Asi puedes beber todas las cervezas que quieras y la cantidad que quieras (algo peligrosísimo. por beodismo y por carísimo)

Alicia delante, los grifos detrás.

Además, el bar tenía una gramola moderna, donde si metías un billete de 1$ podías poner una canción, dentro de una gama gigantesca.

Nuestra sorpresa fue cuando descubrimos que, entre las opciones, también estaban estos viejos conocidos.

Pues eso, que pasamos un rato formidable.

Pero como había que volver en coche al hotel, nos cortamos un poco en probar cervezas, y nos fuimos para el Holiday Inn a dormir.

Mañana, al menos, íbamos a tener un desayuno incluido, y con la buena pinta que tenía el hotel seguro que iba a estar bueno.





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