sábado, 6 de agosto de 2022

Día 2. Washington DC 17-7-2022

Despertamos en otro continente, y lo primero es buscar un buen desayuno continental. En el hotel no lo reservamos porque costaba la friolera de 28 $ por persona. Como la tarde anterior nos dimos unas cuantas vueltas, sabemos que cerca hay un sitio con buena pinta, así que allí vamos. Loa capuccinos medium size son enormes, pero están muy ricos (no los tomaremos mejoras ya en todo el viaje). Y los bollos no desmerecen nada.  

Una vez llena la tripa, nos proponemos acercarnos al cementerio de Arlington dando un paseo, ya que está cerca según nuestro mapa, y merece mucho la pena.

¡Craso error! . En EEUU se va a todos los sitios en coche: Ir andando es pesado, aburrido e incluso peligroso, porque en muchas partes del camino hay que ir casi por la carretera, ante la ausencia de aceras.

Así que tras andar un buen rato por sitios inhóspitos llegamos por fin a una de las puertas del cementerio.

Que estaba cerrada, por ser domingo. Shit !! (expresión festiva americana)

Puerta cerrada en domingo

 Asi que decidimos seguir a un tipo que iba a buen ritmo con aspecto de saber de que iba el cotarro.

Nos llevó hasta un puesto militar donde un amable soldado con metralleta le explicó a Alicia que la única puerta abierta en domingo era la principal, que lógicamente estaba en el quinto pimiento.

Asi que a coger otro Uber, que ya se convertiría en tradición en esta ciudad.

El cementerio es un lugar impresionante, con sus miles de tumbas iguales de soldados caidos en guerras donde han estado los americanos, que son unas cuantas.

Además, también están las tumbas de JFK y sus hermanos,  y un impresionante mausoleo al soldado desconocido.

En este mausoleo siempre hay un marine a pleno sol haciendo guardia


Jovenzuela en la tumba de Robert Kennedy


Familiares en Arlington


Tumba de JFK y señora

Tras pasar un buen rato por allí, volvemos a Georgetown para comer, ya que es el sitio más bonito de Washington, o eso creemos.

Desde allí, y como sigue haciendo un calor húmedo bastante insoportable, nos vamos a ver la National Gallery. Un museo que está en la Constitution Avenue, el cogollo de Washington, es gratis y confiamos en que tenga aire acondicionado, como así es.

El conductor del Uber que nos lleva, un etíope emigrado, nos cuenta que tanto en Africa como en Europa decidieron que al progreso se llegaba cortando árboles a mansalva, mientras que en USA han mantenido la mayoría. Eso lo verificaremos los próximos días, sin duda.

La National Gallery es una maravilla y tiene cuadros espectaculares.







Cada uno posa donde más le gusta, jeje.

Salimos del museo y de nuevo el calor nos aplasta, así que directos a una fuente cercana a refrescarnos.

Ya empieza a ser hora de ir a ver lo más famoso de esta ciudad, porque si llegamos tarde a su invitación igual Joe se mosquea y nos deporta.

Asi que vamos hacia su casa, tranquilamente. De camino vemos la cúpula del Capitolio, que ya veremos bien a la vuelta, algunos pajarillos y los food trucks coloridos de la calle


Enfrente de la Casa Blanca está el obelisco, erigido en 1884 como homenaje a Washington. Fue el monumento más alto del mundo hasta que se terminó este, unos 5 años después

Todo este conjunto está en una enorme explanada con un cesped impecable. Desde allí te vas dando una vuelta hasta el Memorial de Lincoln, donde al amigo Abraham tiene una estatua de tamaño Diplodoccus que impone.




Obelisco reflejado en el estanque. Tipical

Un poco sedientos tras tanto paseo huimos de la zona para tomar unas cervezas y cenar algo.

No he comentado que el precio medio por cerveza en Washington es de unos 9 $, lo que ayuda a la sobriedad del personal.

En la zona donde vamos hay muchas tiendas de campaña, semejantes a las que ponen en Madrid cuando se protesta por algo. Lo que pasa es que estas no tienen carteles ni reivindicaciones. Un tanto intrigados tratamos de averiguar a que se deben, y nos encontramos con que pertenecen a gente sin hogar (homeless) que hacen allí su vida. La administración les proporciona baños portátiles y que se busquen la vida. En fin...

Cuando finalmente llegamos de vuelta al hotel la habitación está igual que cuando la dejamos. Por allí no ha pasado nadie: camas deshechas, baño sin limpiar... increible.

Bajo hecho un basilisco a recepción y me dicen que como el hotel es muy grande, solo limpian las habitaciones cada dos días. Pero que como comprenden que es un poco impresentable, nos invitan a desayunar al día siguiente. Bueno, algo es algo...





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