lunes, 8 de agosto de 2022

Día 3. Washington-Cambridge (OH). 18-7-2022

 Post by Teresa.

Amanecemos en Washington con un buffet libre gratis porque no hay nada como quejarse. Después de tomarlo pensando que el vale que teníamos servía para pagarlo, paps y Ali se retiran porque tienen que ir a buscar el coche de alquiler (de eso nos pueden contar ellos). Mamá y yo descubrimos que el vale no servía porque aparentemente 50$ no cubrían ni dos desayunos, así que Javimari tiene que volver a quejarse. La conclusión es que DoubleTree, por ahora: mal. Anyways, conseguimos desayunar (gratis!), la mitad de la banda (a partir de este momento, estamos de gira) se fue a buscar el coche y la otra mitad nos fuimos a intentar ver las vistas que el hotel se supone que tenía en la parte de arriba. No podemos confirmar que existan porque nunca llegamos a ellas.

Después de las gestiones que sucedieran en el sitio del coche de alquiler, por fin teníamos vehículo y comenzaba el viaje de verdad. Hit the road yeivimeriiiiiii!

(Inciso by Yeivimeri) Para alquilar un coche es necesario que tu tarjeta de crédito tenga los números en relieve, o sea, que no sea de débito. Y si es en USA necesitas también que tu banco haga no se que cosas en la seguridad de la tarjeta, que obviamente no habían hecho. Por tanto la gestión fue bastante estresante (ya contaba con ello). Menos mal que no había nadie alli esperando, todo transcurrió en una extraña calma chicha que contradecía el agobio que tenía yo, porque no había cobertura, me salían locuciones grabadas interminables del banco, etc, etc.

Pero al final nos pillamos un Chevrolet Malibú con ya unas cuantas millas, pero que andaba bien y con un nombre tan molón que seguro que todo iba a ir bien. (Fin del inciso)

Ese día atravesamos más estados que cualquier otro: empezamos en Virginia, pasamos por DC (o no, pero queda guay añadir un estado más por la cara), atravesamos Maryland, cruzamos hacia West Virginia


con su correspondiente canción, pisamos un poquito de Pensilvania (sin ver a Dwight ni a Michael Scott, por desgracia) y llegamos por fin a Ohio. 

Cruzando este puente se entra en Ohio

Entre medias paramos a comer en Grantsville, Maryland (gracias IPhone por decirme los nombres de los sitios en los que he hecho fotos), 

donde descubrimos lo que sería el grueso de nuestro viaje: paradas en estaciones de servicio donde toca comer comida grasienta de alguna gran cadena rodeados de americanos muy americanos. En este caso fue Burger King, pero llegarán muuuuuchas más.

No hay nada más destacable de Grantsville, la verdad. Espero que no me lea ningún local. De las carreteras hablará mi señor padre, y del paisaje destacamos mucho verde y muchos animalillos. La banda sonora la ponía Lils según atravesábamos estados y según la canción de Taylor Swift que pegara en ese momento.

Llegamos al hotel en Cambridge, un lugar también súper americano, de los que se ven en cualquier película (calles que no están hechas para andar, nadie por ahí, cadenas de alimentación, semáforos colgando, muchas banderas, anuncios en la carretera…). Sin embargo, esta pequeña ciudad tenía cerca unos lagos que nos dieron un rato de mucha paz. Después de ir por una carretera preciosa entre unas casas súper cuidadas con sus céspedes bien cortados,

llegamos a un cementerio que, más allá de lo que pueda parecer, resultaba ser un sitio muy agradable en lo alto de una colina.

Después bajamos al lago y descubrimos una nueva parte de Estados Unidos: la naturaleza. Conejitos, gansos, nenúfares gigantes, algún pececillo y 3 o 4 personajes amigables al atardecer sirvieron para confirmar que las horas de carretera habían valido la pena y que este viaje no era mala idea. 






En otra parte del lago, una gran familia celebraba una gran quedada y yo me hubiese hecho pasar por la prima perdida de Argentina para celebrar con ellos lo que fuera. Todo por probar los marshmallows

Allí estaba la familia y su quedada


Tras el retiro espiritual que fue ese atardecer, pusimos rumbo de vuelta a Cambridge sin saber que viviríamos uno de los momentos más mágicos del viaje. Después de perdernos una vez más por el campo, de repente nos dimos cuenta de que a nuestro alrededor había miles de luciérnagas. Yo nunca las había visto y me pareció una de las cosas más bonitas que he visto nunca, algo así como estar en una peli de Disney. Pero por si eso no fuera poco, Ohio nos regaló también el momento de una cierva con su cría correteando por el campo. Todo eso con luciérnagas… bueno, demasiado bonito, de verdad. 

                       En este video, mirando mucho, se pueden ver algunas luciérnagas y los ciervos

Llegamos de nuevo a Cambridge para la cena de nuestras vidas. Digo esto porque creo que con la cantidad que pedimos podríamos haber cenado toda la vida. Caímos en la trampa de los americanos, fuimos demasiado europeos y pedimos toneladas de pollo frito sin saberlo (y de primeras hasta pensábamos que iba a ser poco). Consejito: con el tamaño familiar de los americanos, comen por lo menos 4 familias. En el hotel se rieron de nosotros y acabamos dejando como 2/3 del pollo a la de recepción, que nos dijo que se lo daría a las personas de limpieza. Afirmaría sin miedo a equivocarme que ese pollo terminó en la basura. Lo que no entiendo es por qué no nos llevamos los 2L (no sé cuántos galones será eso, no he conseguido aprender tanto en este viaje) de Diet Coke que nos dieron en una bolsa (sí, bolsa).


Honestamente una guarrada, pero qué gracia nos hizo. En fin, bien hinchaditos, nos fuimos a dormir.

 

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