miércoles, 24 de agosto de 2022

Día 8. Asheville (NC) - Gatlinburg (TN) 23-7-2022

 Tras los grandes eventos relatados por Teresa el día anterior, hoy toca retroceder.

En realidad volvemos a coger la I-40 en dirección Nashville, pero para quedarnos en unos de los pueblos que son entrada para The Smoky Mountains National Park: Gatlinburg.  El viaje es solo de 1 h 30 min, una ridiculez comparado con las etapas hechas hasta ahora.

Vamos a tener dos días de naturaleza intensa, o eso es lo que creemos.

Tras desayunar los bollos industriales y el café asquerosillo que nos ofrece el hotel, cargamos de nuevo los bártulos en el coche (ya nos sabemos de memoria como colocar las maletas para aprovechar bien el espacio del maletero).

La ruta se hace especialmente bonita cuando salimos de la I-40 y nos metemos en carreteras locales.

Adelantamos al cartero local, que va parando en cada buzón para echar la correspondencia

El cartero era un poco más moderno que este, para que mentir.


Lo que no esperábamos es que justo al llegar a Gatlinburg hubiera un atasco guapo en la entrada, que duró un buen rato.

Ni tampoco nos imaginábamos a Gatlinburg así:


La meca del golf!

Han convertido lo que podría haber sido un pueblo de media montaña, ideal como puerta de entrada a un parque nacional bien chulo, en una especie de parque de atracciones cutre, lleno de luces, comercios, lugares de ocio y fast food, que era un tanto deprimente.

Visto que está todo lleno de coches, y de gente, vamos al hotel que teníamos, aunque es todavía muy pronto (las 12 h) para ver si al menos podemos dejar el coche aparcado.

Menos mal que nos dejan aparcar, previa tarjetita de identificación, y podemos dar una vuelta por el pueblo.

Y flipar


La gente se subía en un telesilla que iba a ningún sitio, tras una generosa cola a pleno sol (Y Lorenzo castigaba lo suyo aquel día).

Después, el encargado del telesilla les dejaba parados un buen rato para que vieran el pueblo desde arriba, mientras el metal iba cogiendo temperatura. Vamos, algo increiblemente tentador.

Rocky también andaba por allí

Este otro telesilla, y su correspondiente cola, llevaba hasta lo alto de un cerro desde el que salía una pasarela colgante para darse un garbeo. Luego volvías a bajar al punto de partida. Por el módico precio de 35 $.

Entramos en una tienda montañera donde si que nos contaron cosas de rutas en el parque nacional y otros menesteres, y nos dieron un estupendo mapa del parque, mientras otros hacíamos fotos a pajaritos que no se asustaban.



O sea, que tras dar una vuelta, en muchos casos por aceras que parecían la calle Preciados en hora punta, decidimos que era el momento de comer, y nos fuimos a una Cantina Mejicana a la orilla del río.

El sitio estaba bonito, y la comida bastante buena. Y las raciones, enormes.

O sea que emtre el calor y el papeo casi lo que apetecía era una buena siesta. Volvimos al hotel para ver si podíamos hacer ya el check in, como así fue, y en la habitación nos dimos una siesta y nos echamos una ducha... o al revés.

Tras el empacho urbano que nos habíamos metido por la mañana, hay que aprovechar que los días son largos aún para hacer un trail (ruta) por las Smokys.

Cerca de Gatlinburg hay un par de cascadas que merece la pena visitar: Rainbow Falls y Grotto Falls.

En donde nos habían dado el mapa nos recomendaron el segundo, y como somos así de listos, aparcamos el coche en el parking de las primeras cascadas para ir a las segundas. O sea, kilometraje extendido, por el Trillium Gap Trail

Los caminos allí están muy marcados, y además no hay pérdida posble, porque el bosque es tan espeso que es imposible andar fuera del camino.

El problema es que esa zona es muy húmeda y está llena de arroyos (creeks) que pese a estar en pleno verano van con bastante agua. Y a veces atravesarlos es complicado, en especial para inútiles como el que suscribe.

Aquí buscamos una ruta alternativa

Las distancias son en millas, ¿eh? Multiplicad por 1.6

El camino era una maravilla, con una vegetación exhuberante, casi tropical.





Por fin, tras andar unos 3 km, llegamos... al aparcamiento de las Grotto Falls. Desde allí aún quedaba un buen rato, y siempre hacia arriba.

Pero bueno, con paciencia por fin llegamos a las cascadas, que realmente merecían la pena.



Puede ser una imagen de una persona, cascada y naturaleza

Había bastante gente por alli, bañándose, merendando, disfrutando, vamos. Igual que nosotros

Tras estar un buen rato allí, ya tocaba volver. El tramo final lo hicimos por la carretera, y cada dos por tres nos cruzábamos con coches que subían despacio con un objetivo claro: Ver osos.

En las Smoky viven osos negros, y en ocasiones se montan atascos en la carretera porque pasa un oso y todo el mundo quiere verlo. 

Nosotros no tuvimos esa suerte, aunque si que vimos animalicos (ver capitulo de mañana).

Pero era gracioso cuando se paraba a nuestro lado un coche y preguntaba: Bear, bear?

En la bajada había un par de miradores bien bonitos también, por cierto.


Por fin llegamos al coche y de ahí al pueblo. Ali y yo buscamos una tienda para comprar algo para cenar, pero solo vendía patatas fritas y similar. Y además decía que Alicia era igual que Steffi Graf. Que Santa Rita le conserve la vista intacta.

Así que volvimos a las aceras abarrotadas a buscar donde cenar. El problema es que ya se iba haciendo tarde y allí a partir de las 22 h casi todos los restaurantes cierran.

Finalmente decidimos entrar en el Puckers, un lugar que habíamos visitado por la mañana para tomar un refresco y no estaba mal, pero por la noche era... infernal.

Un tipo mortalmente aburrido nos pidió la ID en la entrada (a los 4!!), y dentro había la fiesta del chupito/despedida beoda/baile obsceno/que bien me lo paso.

Marga en el Puckers con sonrisa de me quiero ir

 

 O sea que nos pusimos en la mesa más alejada del bullicio, nos pedimos una pizza y poco más, nos la comimos a toda leche y a dormir.

 Menos mal que en el camino al hotel había un karaoke al aire libre con gente que desafinaba de tal modo que nos hizo reir con ganas.










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