martes, 25 de junio de 2019

Alrededores de Cape Town día 3. 12 mayo 2019


Hoy nos toca excursión en grupo. La única en todos estos días.
Nos recoge un minibus en el hotel, y poco a poco vamos formando el grupo: 3 canadienses, 2 brasileñas, una australiana, una taiwanesa y un francés que vive en Bilbao y habla perfectamente español.
El guía y conductor es un tipo enjuto de cerca de 60 años, en plena forma, que parece casi un aventurero de película.
Al principio hacemos el mismo recorrido que el día anterior con Mark, pero al revés. Salimos por Camps Bay otra vez y nos vamos rumbo a Hout Bay, donde hay una colonia de focas.
El guía habla por el micrófono y se le entiende a duras penas, por lo que debe preguntar si alguien quiere hacer la excursión en barco a ver las focas. Al no recibir respuesta deduce que nadie, y llegamos al sitio correspondiente para parar solo a echar un pis.
Pero claro, hay dos españoles inútiles que si que quieren hacer la excursión de las focas, y que trastocan sus planes un poco.
Sale zumbando a comprarnos los billetes y nos subimos al barquito mientras los demás se quedan por el puerto matando el tiempo.
Tipo con foca en Hout Bay






Colonia de focas







El paseo es muy agradable, vemos saltar delfines a nuestro lado, un par de chinos están a punto de caerse al agua, hay colonias de cormoranes también. En fin, mucho mejor que quedarse en el puerto a comprar bobadas.
Volvemos por fin, tras unos 45 minutos, y apenas hay miradas asesinas.
Sigue la ruta por carreteras escarpadas, con unas vistas imponentes sobre la bahía.
Paramos en un mirador a hacernos unas fotillos.


Vamos hacia el parque natural del cabo de Buena Esperanza. Que no es el punto más al sur de Africa, pero si el más famoso.
La verdad es que dan ganas de pararse cada dos por tres en el viaje, pero cualquiera dice nada después de la que hemos liado con las focas.
Hay playas preciosas, ríos, curiosos asentamientos, de todo.
Llegamos por fin al parque natural, y hay cola para hacerse la foto en el cartel correspondiente.
La gente se baja del coche o del bus, se hace la foto y se vuelve a subir.
Pues vaya birria. Nosotros subimos por unos pedrolos (algo que marcará días después este viaje) y estamos a punto de llegar tarde otra vez al bus. Menos mal que el francés y un canadiense están con nosotros.
La foto en el letrerito, desde atrás

Foto en cartelito alternativo, mucho más fácil
En la zona final, donde hay un faro (bueno, dos faros, porque hicieron uno a demasiada altura y con las nieblas de la zona no se veía y más de uno embarrancó. Asi que luego hicieron otro más abajo)
Allí paramos a comer, pero con un grave peligro: Los babuinos!!!
Estos monos de generosos colmillos se han vuelto muy audaces y te roban la comida, y si te resistes te muerden o arañan, lo que no mola nada.
Babuino acechando

Otro babuino en las alturas















Comemos el bocata dentro del bus, con un calor de la pera, pero a salvo de estos bichos.

Una vez comidos, nos vamos a ver los faros. Se puede ir en funicular, pero realmente no merece la pena. Sudas un poco, pero todo por el fitness.
Faro de arriba

Faro de abajo

Cartel de pajarracos locales
Ya nos encaminamos a la playa de Boulders, donde hay una colonia de pingüinos muy chula.
la playa es preciosa, de arenas blancas y rocas, y los pingüinos paracen muy felices a los 25ºC que estamos.














De Boulders nos vamos al jardín botánico de Kirstenbosch, un lugar precioso, que visitamos casi al atardecer.
A la entrada hay una exposición de los tipos de Protea que crecen en el país. La Protea es la planta nacional sudafricana, en particular la King Protea.
Tipos de Protea
El guía dijo que había que poner ahí la cabeza...
King Protea


El jardín es una delicia, e incluso hay un paseo por las canopys, o sea, por las copas de los árboles, en un bonito puente colgante.
 Total, que se nos va el día, pero aún nos queda la cena, que ya que mañana ya nos vamos de aqui queremos hacerla a lo grande. Reservamos en el restaurante Marco's, para comer cosas africanas y ver música en vivo mientras comes. 
Y lo pasamos francamente bien, oiga.

Carnes de kudu, impala y cocodrilo


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