Suena el despertador a las 3:30
Pero, ¿esto que es?
Que si, que nos vamos de viaje lejos.
A dejar el coche en el aeropuerto. Cuando estamos a punto de llegar, Marga se da cuenta de que se ha olvidado el teléfono en casa
Pues ya no da tiempo a volver, que el avión para Amsterdam sale enseguida. Al final será casi una ventaja, porque te deja disfrutar totalmente de todo.
El vuelo va a ser muy largo, porque primero vamos al norte para luego bajar al sur.
Pero bueno, como el vuelo es diurno y tenemos asiento con ventanilla, se pueden ver bastantes cositas desde lo alto
Alpes nevados |
Niza |
Lagunas desecadas en Argelia |
Cultivos circulares en el desierto |
Sombra de la estela del avión en tierra |
Tras 11 horas de vuelo llegamos a nuestro destino, Ciudad del Cabo. A nuestro lado ha viajado una simpatiquísima sudafricana, Marrrrlena (con muchas erres), que vive en De Aar criando ovejas merinas. Viene de hacer la parte final del camino de Santiago, y nos cuenta que no había hablado tanto inglés en años (ella habla afrikaans normalmente, una curiosa mezcla de holandés, lenguas nativas africanas e inglés).
En el aeropuerto, esta vez si, hay una persona con un cartel con mi nombre, que nos va a llevar al hotel. Volvemos a ver a Marrrlena, que nos presenta a su marido, y nos dice que su maleta se ha quedado en Amsterdam, pues vaya gracia, oiga.
Llegamos muy de noche, aunque no son aún las 22 h. Una preciosa luna en cuarto creciente nos recibe. A dormir que ya es muy tarde. Mañana empieza la aventura
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