miércoles, 5 de junio de 2019

Cataratas Victoria día 13. 22 de mayo 2019

6:30 am. ¿Pero qué demonios de ruido es ese?
Corremos la cortina opaca típica de los hoteles (lo de la persiana debe ser un invento solo español) y nos asomamos con cuidado a la ventana (estamos en un bajo, con una terracita). A la tenue luz del amanecer aparece este.
La valla que veis es lo único que nos separa de el y su desayuno.
En el video se ve poco, pero se escucha algo más. (a mi, se me escucha a mi)
Aparece un ranger del hotel, armado con una escopeta, que se ríe al vernos asomados, en pijama.
No se puede uno imaginar forma más divertida de despertarse.
Tras un desayuno estupendo, nos vamos a ver las cataratas. Llevamos ya casi un día aqui y no hemos ido aún, es intolerable.
Se puede ir por la carretera, que es un rollo, o por un camino paralelo entre árboles. Lógicamente queremos ir por el segundo, pero nos advierten de que de eso nada. Hay un elefante por allí, y si está es su territorio hasta que decida irse.
Así que nada, carretera y manta.
Por el camino nos cruzamos con bastante gente y con babuinos que también te miran con curiosidad.
No me extrañaría que alguno te quiera vender souvenirs.
Entramos al parque, pagando la pertinente entrada, y vemos que mucha gente está pertrechada de chubasqueros, paraguas, etc.
Nosotros vamos a cuerpecito gentil. Y eso que en la maleta hay chubasqueros.
- Bueno, no será para tanto...
Ejem
Hasta llegar a las cataratas hay un camino muy agradable por un bosque, que incluye ejemplares amados por Marga.
Querido baobab
Luego te encuentras con una estatua tamaño mega-premium del dr Livingstone, el que puso nombre a las cataratas.
Antes se llamaban Mosi-oa-Tunya, "el humo que truena".
El agua es por allí, dr Livingstone, supongo
Estas cataratas si que están incluidas entre las 7 maravillas del mundo originales, por delante de Iguazú o Niágara, que serían las big 3. La verdad es que son impresionantes.
La primera cascada, algo separada de las demás, es la del Diablo. En estos sitios siempre hay algo del diablo, porque son bastante sobrecogedores.
El único sitio desde el que se puede ver el fondo


Como las cataratas son una franja larga y muy estrecha, no ves el fondo del río nunca.













El camino transcurre entre árboles, y de vez en cuando hay entradas hacia miradores de las cataratas, numerados del I al XVI.
Pongo un mapa para poder hacerse una idea
 Cada mirador es más bonito que el anterior, y según te vas acercando a la parte central, hay más agua y espuma.
Catarata del diablo de frente

Catarata del diablo y arco iris

Parte central

Fotógrafa arriesgando el pellejo

Incautas turistas a punto de empaparse

Entre tanto, y como no, animalitos.
El de siempre

Bulbul tricolor (Pycnonotus tricolor)
A partir del punto de observación IX cada incursión es una aventura, y empiezas a entender por qué a la entrada había tanta gente con chubasquero.
Tenemos un poco de precaución para que no se nos mojen las cámaras y demás aparatos electrónicos, por lo que no hay fotos de esas zonas (oooooohhhhh)
Por fín el camino acaba en un mirador desde el que se ve el puente fronterizo entre Zimbabwe y Zambia. Allí paramos un poco, nos secamos al sol y miramos el puente.
Puente fronterizo

 Hay que volver por el mismo camino, y lo que hacemos ahora es huir de la zona mojada, y en todo caso que vaya uno al borde mientras el otro le hace la foto. Normalmente va Marga porque mi cámara tiene más zoom (jeje).



Está bien, yo también voy alguna vez

















Me ven tan buena maña que hasta una guapa chica local me pide que le saque una foto, cosa que hago gustoso.
Chica local
Bueno, pues eso, que nos tiraríamos horas haciendo fotos alli.
Pensamos en ir a Zambia, para ver el otro lado, así que nos vamos con tristeza del parque, comprando antes un polo de recuerdo, ya que mi camiseta de David Myhr está para el arrastre.
Ir andando por la frontera no es demasiado buena idea. Hay un sol de justicia, está lleno de gente que te quiere vender algo, llevarte en una bici, que te tires por un puente... Lo típico.
Como al final resulta todo bastante agobiante, decidimos darnos la vuelta una vez cruzado el puente.
Salida del río desde las cataratas

Voy a entrar en Zambia
Casi que me vuelvo a Zimbabwe


Puente para ver las cataratas en Zambia









































Cuando regresamos a Victoria Falls, para ver donde comemos, nos encontramos con dos paseantes que campan por sus respetos en medio del pueblo. Hay una patrulla de la policía controlando por donde se mueven

Comemos tranquilamente en el hotel, en una terracita, y nos vamos a nuestro viaje en helicóptero.

Es realmente impresionante ver las cataratas desde el aire. Pongo unas fotos, además de lo que ya sale en el video.


La catarata del Diablo


El cañón del río tras las cataratas

Cañón del Zambeze




El piloto Maroto


























Son solo 15 min de vuelo, pero es tan intenso como si fuera una hora.
Al acabar nos tomamos un café en Lola's tapas, el restaurante de una pareja española, donde teníamos idea de cenar. Pagamos 3 $ por un café expresso. Decidimos no ir a cenar allí.
Tras hacer alguna compra por allí, decidimos ir al hotel Victoria Falls, el primero que se abrió allí.
Es realmente bonito, de estilo colonial, todo lujo de detalles, cuadros, atenciones, etc.
Y precios prohibitivos.
Pero te puedes dar una vuelta sin tomar nada, y departir con británicos que están por allí recordando viejos tiempos de su país. Y que te hacen fotos muy chulas.



En el puente internacional estaba parado un tren antiguo que viene de Livingstone (Zambia), y que para allí a ver la puesta del sol al lado de las cataratas, mientras te dan un considerable refrigerio.

Comedor para cenas, con vistas a las cataratas también

Exposición de esculturas

























Jardines principales del hotel













Además de nosotros, visitantes, y de los huéspedes hay otros que también se están dando un festín.

Nos pedimos unas birras, que aunque se pagan a precio de oro, son casi imprescindibles en un sitio tan chulo.
Y ya de allí volvemos a nuestro hotel, donde hemos decidido cenar.
Comedor de nuestro hotel
Tras una cena amenizada por un grupo coral vestido de forma tribal (estas cosas no deberían hacerlas, la verdad), nos vamos a dormir, bien protegidos frente a los mosquitos.

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