jueves, 6 de junio de 2019

Johannesburgo-Livingstone-Victoria Falls día 12. 21 de mayo 2019

Amanece, que no es poco, en el complejo hotelero Emperors Palace, hotel Metcourt, que es donde estamos.
El salón del desayuno está hasta las trancas, y si quieres algo a la plancha o tortilla hay que hacer cola. Pero todo está muy rico.
Tras recoger todo nos vamos al aeropuerto en su "discreto" minibus o shuttle.
Como llegamos con tiempo tenemos tiempo de equivocarnos de terminal y retroceder toda la cola de seguridad cuando detectan que nuestras tarjetas de embarque no son por ahí.
No había tanta gente. No asustarse
Pero bueno, al fin estamos en nuestro sitio y aprovechamos para comprar cositas para familia y amigos. En este viaje hemos decidido llevar regalos a to quisqui.
La terminal esta es pequeñita, y la subida al avión casi de andar por casa.
 El vuelo es de unas dos horas, agradable, y se ve una parte del desierto del Kalahari, que desde el aire es tan blanco que parece una salina.
Al llegar a Livingstone, que es Zambia, hay que pasar el trámite aduanero. Como nos vamos a alojar en Victoria Falls, que está en Zimbabwe, debemos coger una visa que nos permita cruzar la frontera todas las veces que queramos.  Se llama Kaza Visa.
Y cuesta unos 50 $
Evidentemente nos volvemos a equivocar de cola, y tardamos lo suyo.
Al salir ya nos están esperando y nos vamos a la frontera, que está justo en un puente enfrente de las cataratas. Otra vez a enseñar los pasaportes, a pagar tarifas... en fin. Además tenemos que cambiar de vehículo arrastrando maletas, porque el mismo no cruza la frontera.
Enseguida el conductor de Zimbabwe nos ofrece toda la ristra de actividades que tiene. Como lo tenemos claro, cogemos 2: Crucero por el río Zambeze esa tarde, y paseo en helicóptero sobre las cataratas al día siguiente.
Nuestro hotel, que se llama The Kingdom, es enorme y agradable, y la habitación mola
Nuestra habitación
Comemos cualquier cosa y nos vamos al crucero.
El barco tiene sus mesas, su toldo y su barra libre. Mientras navegas por el río, puedes tomarte lo que quieras, y además te dan un refrigerio aceptable.
Pero lo curioso es, por un lado, los pasajeros del barco. En especial un grupo de japoneses realmente exóticos, y otro grupo de zimabwesas que viven en Londres.
Japoneses. Obsérvese el guante transparente

Zimbabwesas al fondo
Bromas aparte, lo realmente bonito es el río y sus orillas, donde vemos multitud de animales, en especial pájaros.

















Pigargo vocinglero (Haliaeetus vocifer)


 De esta águila pescadora africana (o pigargo vocinglero, según wikipedia) quiero hablar algo más.
Es el ave nacional de Zambia, Zimbabwe, Namibia y Sudán del sur.
Su caza está rigurosamente prohibida.
Japonés haciendo foto al Pigargo




















Según va cayendo el sol la luz se va gacuiebdo más bonita, y según va aumentando el ritmo de birras y cocteles la interacción entre los pasajeros del barco también. De hecho, las zimbabwesas abordan al japonés del gorrito, ya que tiene una cámara de flipar, para que les enseñe las fotos.
Y van apareciendo hipopótamos



Cormorán grande (Phalacrocorax carbo) secando las alas






































El segundo grupo de hipopótamos está más cerca, y los reflejos en el agua son más bonitos.



Y para rematar, una puesta de sol inolvidable sobre el río

















Volvemos con las de Zimbabwe, que nos cuentan que el japonés tenía primeros planos del ojo del hipopótamos. Les cuento que yo hacía fotos del japonés haciendo fotos a los animales. Se parten.
Pero no le dan propina al conductor, que monta en cólera y echa juramentos mientras nos lleva a nosotros. Como da un poco de miedo, le doy una generosa propina que agradece un montón.

Ya es de noche, y nos vamos a cenar a un restaurante que se llama Mamá Africa, como otro muy famoso de Ciudad del Cabo. Tiene también música en directo, pero eran un par de guitarristas que parecían puestos allí por el ayuntamiento
Marga en el Mama Africa
 Lo más curioso es que en los postres, hay uno que pone muy alto el sonido del teléfono, y creemos escuchar esto
Nos volvemos y sí, el aspecto de los dos chavales es de si (son iguales que nuestro hijo)
Y como ya no tenemos vergüenza, allá que vamos a hablar con ellos:
- Son de Barcelona
- Se vuelven mañana
- Les ha gustado mucho todo
- Piensan que somos unos pesados
Esto último no lo dicen, pero el lenguaje corporal de uno de ellos está claro.
Nos vamos al hotel.

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