viernes, 14 de junio de 2019

Hazyview-Blyde Canyon-Manyeleti día 9. 18 de mayo 2019

Daniel nos recoge pronto, pero sin madrugones como estos últimos días (8:30 h).
Hoy tenemos una ruta muy atractiva, ya que vamos a ver al cañón del río Blyde, el tercero más profundo del mundo, o al menos eso dicen por allí. Y el más verde de todos.

La parte inicial está llena de nogales de Macadamia, que están ahora sembrando por todas partes. Hace años eran eucaliptos y pinos, por el aprovechamiento maderero. O sea, que o protegen un poco el bosque autóctono o se va a hacer puñetas en nada.
Como vamos un poco justos de tiempo, porque tenemos que llegar a comer a Manyeleti, nos saltamos algunas cosas que parecen muy bonitas. Pongo aqui fotos para darnos envidia a nosotros mismos:
Berlin Falls

Lisbon Falls

Graskop Gorge
Pero bueno, al menos vamos al espectacular cañón del Blyde.
Primero nos paramos en lo que llaman Blyde river canyon Potholes, que son como marmitas hechas por el agua a lo largo de los siglos.


Daniel nos hace tropecientas fotos en este puente. Realmente no se cual poner.




El sitio es espectacular, pero yo reconozco que veo pedrolos y me pongo un poco malo (tengo un lito-trauma, me temo), así que andamos mucho menos de lo que deberíamos.

Hay una ruta de varias horas por el río, donde al parecer pueden aparecer hasta leopardos, pero no la hacemos por si acaso, jeje.



La siguiente parada es en Three Rondavels view point. Esto se llama así porque hay 3 formaciones enfrente que parecen 3 chozas (rondavels, que viene del afrikaans)
Estas formaciones llevan el nombre de las tres mujeres del Rey Maripi, jefe de los Mapulanas: Magabolle, Mogoladikwe y Maseroto,
Antes de llegar allí, Daniel nos ha explicado la batalla del Moholoholo, en el monte Mariepskop, donde los Mapulanas del rey Maripi ayudaron a los Baperis a derrotar a los Suazis, que andaban por alli devastando todo. Fue en 1864.
La historia es muy curiosa. Para saber más de ella, se puede leer aquí.
Los Three Rondavels
El amigo Daniel vuelve a hacernos fotos desde todos los ángulos. Esta vez incluso se sabe las posturas y gestos que tenemos que hacer. Lo pasamos bien y quedan unas fotos para la posteridad, que formarán parte de nuestro book promocional en su día.

 

Nosotros también hicimos alguna por nuestra cuenta, pero es que ni me atrevo a ponerlas ante el despliegue de las de Daniel.
Solo pongo esta de la pareja de bonitos pajaritos que estaban en una roca. Y si alguien sabe que pajarito es que le diga, plis
Seguimos ruta hacia la reserva de Manyeleti.
Por el camino se ven asentamientos muy diferentes de los que estaban en el sur o en Johannesburgo. Aqui son casas mucho más decentes. En su día el gobierno ofreció estas tierras a los que quisieran regresar del exilio del apartheid, y se nota que lo están aprovechando mucho mejor.
Para bajar otra vez a la zona norte del Kruger, donde está la reserva, hay que ir por una carretera sinuosa que atraviesa las montañas Drakensberg. Alli se hizo el primer túnel de Sudáfrica, que fue todo un hito en su momento. Y por primera vez vemos árboles de hoja caduca (estamos a finales del otoño por aquí)
Arboles de hoja caduca

Buitres por encima de 3 burros muertos abandonados

Pequeña cascada en las Drakensberg

El este mucho más plano





















































En el camino también hay alguna sorpresa, en especial para Marga, que los ama totalmente: Nos encontramos los primeros baobabs.
Están protegidos, porque por esos lares hay bastante afición a llevarse trocitos de recuerdo, y sobre todo a grabar iniciales y corazones atravesados por flechas. (con tiza o a navaja)
Marga y el baobab
Y entre pitos y flautas llegamos por fin a Manyeleti, cuando ya el calor y el hambre van apretando.
Manyeleti es una reserva privada muy grande, integrada en el parque Kruger. En el próximo post explico la diferencia entre reservas integradas y no integradas, que este está saliendo muy largo.
Tiene varios campamentos dentro de la reserva, donde no hay ni vallas ni leches entre tu y los animales. El nuestro se llama Khoka Moya
A la entrada nos cruzamos con dos enormes autobuses llenos de niños que nos saludan alegremente. Es una gran idea llevar a los niños a este tipo de sitios, para que sean conscientes de la gran riqueza que tienen en su país y ayuden a conservarla













Daniel nos lleva hasta el campamento, donde ya nos tenemos que despedir, porque el se vuelve a su casa. Nos damos un buen abrazo, ha sido una delicia tener un guía que hablase español y que nos contara tanto en el viaje.
Nuestra cabaña en Khoka Moya
Comemos, que ya hacía falta, y nos disponemos a hacer nuestro primer safari alli, el del atardecer.
Mientras íbamos hacia los jeeps, en el camino nos topamos con este paseante, que nos da una idea de lo que va a ser estar allí
Lo que va a pasar en este safari es difícil de explicar con palabras, pero lo intentaré.
En el jeep vamos 6, una pareja de Buffalo (USA) (Búfalos veremos bastante más que una pareja) y otra pareja de brasileños. Ninguno de ellos es la alegría de la huerta, pero al menos los estadounidenses hablaban algo, y sabían donde había que pedir el vino.
Además está el chofer, Leyton, y el rastreador, Anthony, que va sentado encima del faro delantero izquierdo, y busca huellas o rastros de bichos interesantes.
Rinoceronte un poco nerviosillo

Cebra común (Equus quagga)

Toco piquirrojo (Tockus erythrorhynchus)
Bueno, hasta aquí todo bonito, pero más o menos normal. Pero como todos los conductores tienen emisora de radio, avisan de que han visto un grupo de leones jóvenes tumbados a la bartola en un sitio fresco.



A estas horas todavía están muy fritos. Estos reyes de la selva duermen hasta 20 horas diarias, no son precisamente un ejemplo de trabajo para los demás.









A nosotros nos ven como un bloque, un animal grande con forma de jeep que anda por ahí, incordia un poco, pero ni es comestible ni demasiado molesto. Así que se los puede observar a conciencia, mientras se desperezan un poco.




Lo curioso es que cerca de ellos, a unos 500 m como mucho, hay una manada de búfalos. Sorprende que estén tan cerca, que no les hayan olido o algo así. La manada tiene crías, y algún macho imponente.

La madre nos saca la lengua

El macho dominante, protegido con barro


























El sol se va poniendo bastante deprisa, y decidimos volver donde están los leones.










Algunos ya se han desperezado bastante más, y ya se les ve más activos


El morro con parte rosa aún indica que es joven

Los teníamos realmente cerca


























 Según se iban despertando, todos dirigían la mirada hacia donde estaba la manada de búfalos.

Se estiran como perritos

En esta foto se ve un búfalo al fondo

Y poco a poco, también se acercan hacia allá.
El sol se pone y va a comenzar la acción.












De lo que pasa después es imposible tomar fotos, porque es todo muy rápìdo. Los leones atacan, torpemente porque son jóvenes aún (4-5 años). Aún así consiguen coger una cría pequeña que los búfalos tenían escondida entre unos arbustos. Se pelean por ella,
Los búfalos huyen todo lo rápido que pueden, pero el gran macho les hace frente, con alguno más. Realmente impone, y los leones también lo ven, y se piran... relativamente, porque siguen por ahí rondando.
Marga intenta grabar un vídeo, pero como la cámara tiene una avería en el estabilizador sale una chapucilla. Aún así lo pongo porque como recuerdo es estupendo.

Cuando todo termina nos sentimos como reporteros del National Geografic. Y también muy emocionados.
Nos llevan a un sitio más tranquilo a tomar un tentempié campero, mientras vemos salir la luna llena.
Le hacemos mil fotos. todas malas. Pongo una por poner
Luego por la noche cenamos en un recinto que han adornado con antorchas y calaveras de animales. Una horterada turística, con canciones y bailes populares, pero la comida está buena y nos encontramos con un grupo de 20 argentinos que han venido de excursión.
El cogote iluminado es del americano, el teléfono que me tapa todo es del brasileño.
Ya se que este post es demasiado largo, pero es que ha sido un día muy ocupado.
Mañana nos esperan nuevas emociones





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